¡Villasumil no me
olvido de ti!
Querido
pueblo:
En este momento quiero
escribirte, que mando este ramo de letras por medio del viento, que me sale de
mi corazón. Para ti, Villasumil, donde está mi padre, porque me recuerdo mucho
de él y, cada segundo tengo en mi mente sus consejos.
Me
valen ahora que estoy solo por la vida, con las ruedas. También llevo un
cuaderno en una mano, en la otra mano, llevo un bolígrafo de oro y, en la
memoria, de los recuerdos de mi padre. En mi humilde opinión estoy sufriendo,
porque no pude ayudarle como me ayudó él a mí y, en mis labios dice: “Padre,
siempre está conmigo cada día Villasumil, mis recuerdos, esos caminos cuando
paso con mi silla de ruedas, por las noches con muchos baches y cunetas, ni
luz, sólo me iba a media noche o a la una de la madrugada y no tenía miedo”.
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